miércoles, 11 de noviembre de 2015

Actitud positiva en el atleta


La actitud con la que el jugador afronta una competición va a determinar su rendimiento.  

Podemos dividir a los atletas en 2 grupos dependiendo de la actitud que tengan en la competencia: aquellos que salen al campo con la actitud de conseguir un buen resultado y aquellos que creen que para conseguir un buen resultado  tienen que evitar hacer las cosas mal. 
La predisposición va a depender de factores como autoconfianza, expectativas y  objetivos que se haya marcado, incluso esta predisposición puede variar a lo largo del recorrido. Se puede salir con una actitud y dependiendo del avance del juego, cambiar su predisposición a la hora de ejecutar los siguientes golpes. Esto es un error ya que estamos dejando que la actitud mental del jugador dependa de factores externos y no controlables por él mismo, con lo que su control mental y emocional no va a depender de él sino del resultado. El competidor debe tener interiorizada una actitud positiva que sea tan fuerte y  arraigada, que factores externos no puedan influirle. 

Atletas con una actitud negativa suelen tener una autoconfianza baja y como confían poco en ellos, sienten que está más bajo su control el no fallar que acertar, se da un aumento del nivel de activación nervios excesivos, ansiedad, fallos de concentración, resultado vs  juego, etc.;  en definitiva lo único que se consigue es fallar, que es precisamente lo que quiere evitar. Con esta actitud la autoconfianza nunca se recupera y el jugador entra en un círculo vicioso (como no tengo autoconfianza no puedo jugar de otra manera).  El Atleta no puede  disfrutar de la competición, ya que el fallo puede venir en cualquier momento lo que hace que la competición se perciba como estresante y difícil de superar.




Los jugadores con una actitud positiva, salen al campo con la mentalidad de tener buenos puntos, autoconfianza alta, están motivados por conseguir el éxito y no por evitar el fracaso, se marcan objetivos más altos, disfrutan de la competición y es una excelente oportunidad de demostrar sus habilidades. Su concentración es correcta ya que están pensando solamente en lo que tienen que hacer, su nivel de activación es el adecuado, se recuperan mejor de los errores y suelen tener mayor control mental y emocional. 



Si conseguimos salir al campo con una actitud positiva estable podemos estar seguros que nuestra mente va a jugar a nuestro favor.